
Título Original: L’Amant
Director: Jean-Jacques Annaud
Guión: Jean-Jacques Annaud, Gérard Brach, Marguerite Duras
Elenco: Jane March, Tony Leung Ka Fai, Frédérique Meininger, Jeanne Moreau.
Francia, 1992
Siempre he dicho que la música juega un papel esencial dentro del séptimo arte. Gabriel Yared, compositor de diversos soundtracks como “El Paciente Ingles” o “Cold Mountain”, crea el clima y la armonía que circunda esta obra de Jean-Jacques Annaud. En el mismo instante en que se escucha la primera nota del tema principal, se puede reconocer. Al principio se asimila inconscientemente a cierta película conmovedora que alguna vez se haya visto, pero a medida que transcurre la cinta, la intriga se va disipando y la melodía se va transformando en propia de “El Amante”.
Jean-Jacques Annaud (Francia, 1943) presenta la obra homónima de su compatriota Marguerite Duras (1914-1996) de una manera tal vez sencilla, sin grandes actuaciones, con modificaciones propias del realizador cinematográfico para imponer su sello, guiándose en la mayor parte de la trama por lo que dice la novela de Duras. Y esto no le resulta difícil ya que Marguerite presenta un relato apoyado en frases cortas, que no completan las ideas, pero que a su vez sugieren mucho, lo que se torna en un lenguaje muchas veces visual, basado en imágenes, influenciado totalmente por la afinidad de su autora hacia el idioma fílmico. La mujer nacida en Vietnam (lugar donde precisamente se desarrolla “El Amante”), posee un vasto curriculum en el área cinematográfica. Sus obras han colaborado a la industria desde fines de los cincuenta y ella, incluso, incursionó en la dirección desde 1967 (“La Musica”) hasta 1984 (“Les Enfants”) participando en alguna de sus películas como narradora.
“El Amante” es una novela de amor, destinada a un público femenino, debido a que toda la historia está contada desde el punto de vista de la protagonista (que es Duras, por ser un relato autobiográfico), y se habla del hombre desde un punto de vista lejano, sin saber lo que él piensa o siente. Pero de todas formas la novela ha sido acogida por la sociedad mundial otorgándosele distintos galardones donde destaca el Premio Goncourt (1984), el mismo que recibió Marcel Proust en 1919 y Jean Carrière en 1972. La versión fílmica de “El Amante” no se quedó atrás y fue nominada a varios premios entre los cuales resaltan el Oscar a Mejor Fotografía en 1993 y diversos Cesar franceses (Fotografía, Diseño de Vestuario, Edición, Película Extranjera) donde incluso se llevó el premio de Mejor Música Original.
El tema del despertar sexual de la protagonista es manejado por Annaud de una manera, quizás, extrema. Las mejores escenas de erotismo dentro del film no presentan aspectos del acto sexual en sí, sino matices del mismo. Ejemplar es el trabajo que le proporciona el director a la escena de las manos. El amante, interpretado por Tony Leung, sólo hace bailar sus dedos con los de la protagonista (Jane March) al compás de la melodía de Yared. Esta simple imagen, acompañada de la bella música, logra erizar los pelos del espectador transmitiendo toda la sensualidad que se desenvuelve entre los personajes. Las escenas de sexo que tienen los amantes, a veces se tornan monótonas y extendidas en tiempo. Quizás el papel que juega el sexo dentro de la sociedad haya sido un aliciente para que el director aceptara los tiempos y las imágenes mostradas en el film difundido.
El sexo es un motor que mueve a las masas. Las campañas publicitarias muchas veces tienen el tema sexual de trasfondo para incentivar y llamar la atención del potencial consumidor. Y esto ocurre dentro de la televisión para llamar la atención de los espectadores. La industria cinematográfica, al ser masiva, muchas veces trata de promocionar sus “productos” por medio del sexo. No nos debemos sorprender que en nuestra región “Sexo Con Amor” sea la película más vista en la historia del cine chileno. Una película con una trama absolutamente banal, la cual se basa en un tema que es “tabú” dentro de la sociedad chilena. Y es precisamente éste el motor de todo. Y es quizás el motor que le trató de asignar Annaud a su película.
Tanto sexo nos puede nublar la visión y desechar obras dignas de apreciar. Se puede perder a parte del público que no tolera ver tanto. Se debe estar en el equilibrio. Los excesos, a veces, nos juegan en contra. El tema del sexo es un arma de doble filo con el cual se debe ser cuidadoso si se quiere abordar dentro de una obra artística. Como ejemplo nombraré la obra de Lars von Trier “Los Idiotas” la cual pertenece al movimiento Dogma. En ella se ve a un grupo de jóvenes más o menos acomodados que se reúnen tras una consigna singular: vivir como si fueran retrasados mentales. En esta cinta el sexo se muestra en todas sus facetas llegando a escenas al borde de la pornografía. Y es esto lo que le quitó audiencia a la gran obra de von Trier. ¿Fue demasiado lo mostrado? Otro ejemplo es “Irreversible” de Gaspar Noé en donde se muestra una violación cercana a los ocho minutos de duración. Muchas personas no soportaron la escena y se marcharon. ¿Demasiado extenso el tiempo de exhibición o era lo necesario? Estas interrogantes son las que se debe haber planteado Annaud al momento de crear sus escenas. Los resultados ya los conocemos. Ahora nuestra labor es dar la opinión.
Nota: 5,4
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