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viernes, mayo 30, 2008
miércoles, mayo 21, 2008
Indiana Jones, el Reino de la Calavera de Cristal
(EEUU, 2008)
Director : Steven Spielberg
Guión : David Koepp, basado en una historia de George Lucas y Jeff Nathanson
Fotografía : Janusz Kaminski
Música : John Williams
Elenco : Harrison Ford, Cate Blanchett, Karen Allen, Shia LaBeouf, Ray Winstone, John Hurt, Jim Broadbent.
La primera imagen, un montículo de tierra que se asemeja a la colina de la Paramount, deja asomarse una marmota digital, advirtiéndonos el tono de esta nueva (y esperemos que última) aventura de la saga del arqueólogo Indiana Jones creado por George Lucas y Philip Kaufman hace ya más de un cuarto de siglo.
La historia, guardada en secreto durante todo el año recién pasado, se develó el domingo en su estreno en el Festival de Cannes, despertando el apetito mundial que ya la descubre en las pantallas de todos los cines desde el miércoles a medianoche.
La historia nos instala en los años 50. La Segunda Guerra Mundial ha pasado y los nazis también. Indiana se descubre un ex agente de la CIA que ya ha vivido bastante y que tiene tras sus pasos a los rusos en el comienzo de la guerra fría.
Esta vez nuestro héroe va en la búsqueda de unos cráneos de cristal que algo tienen que ver con las líneas de Nasca (mezclando Incas y Mayas en el guión), y la búsqueda de El Dorado, la ciudad hecha en oro macizo de los Incas contada por Francisco de Orellana. Bases reales e históricas que rápidamente pierden los pedales para llegar a la conclusión que todo eso fue creado por obra y gracia de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo ocurridos hace varios siglos.
Para esto, la divina providencia pondrá frente a Indy a un chico buenmozo, simpático y aventurero (interpretado por un digno Shia LaBeouf), quien lo acompañará en esta búsqueda.
Los malos, unos rusos encabezados por una casi irreconocible Cate Blanchett, luciendo muecas y malabares faciales que dan más risa que otra cosa, son malos, malísimos, casi peores que nuestros adorables nazis de antaño. La guerra fría, hoy más vieja que el hilo negro, ya no tiene peso ni credibilidad y más huele a un malo revival de « Rocky 4 ». Igual que el cuerpo de Harrison Ford, que ya deja entrever la jubilación anticipada en peleas asmáticas y persecuciones arregladas por photoshop que más bien emulan una serie de acrobacias cómicas dignas de los tres chiflados.
Y esto va de peor en peor, ya que nuestro adorado Indy (mi héroe indiscutido de infancia, y por quien me convertí en cineasta a mucha honra) desaparece poco a poco dando paso a una aventura final donde aparece Marion Ravenwood su enamorada aventurera de los « Cazadores del Arca Perdida » (emotivo encuentro con una Karen Allen divertidísima), un viejo compañero de universidad llamado Ox (interpretado por el siempre genial John Hurt), el insoportable Mac McHale (un fome Ray Winstone) y su nuevo compañero Mutt (un Shia LaBeouf que es una mezcla del niño chino del « Templo de la Perdición », con lazos familiares escondidos como Sean Connery en « La última cruzada » (episodio que lamentablemente quedó como el penúltimo).
De ahí Indy deja de ser nuestro héroe de antaño y pasa a formar parte de un cuarteto de cómicos mal vestidos que corren sin sentido entre las ramas de una selva amazónica sacada de un Atari buscando un Dorado de plástico.
Ya algunos habíamos sentido que este nuevo Indy nos traería para más remate a los marcianos y a los Encuentros Cercanos del Tercer Tipo Reloaded. En el primer avance que dejó ver Spielberg en los cines, se veía escrito en una caja : « Roswell, New Mexico, 1947 » (vean el minuto 1:26 del trailer), haciéndonos pensar que ese chamullo sobre marcianos encontrados en EEUU nos arruinaría la fiesta. ¡Y sí lo hizo!
Y todo en « Indiana Jones, el Reino de la Calavera de Cristal » va en ese sentido. La foto de Janusz Kaminski no tiene nada que ver con esa naturalidad y clasisismo de la que Douglas Slocombe fue parte fundamental en el look de la trilogía. Hoy más bien parece « La Guerra de los Mundos » versión años 40.
Por ahí las malas historias siempre terminan con frases como : « Y llegaron los marcianos y lo arreglaron todo » o « Se casaron y vivieron felices para siempre ». Este último Indiana Jones, posee ambas. Una lástima. Hubiese preferido que se terminara con Indy, su padre y el gordito cabalgando hacia el sol en busca de nuevas aventuras. Pero no como este bodrio de 300 millones de dólares.
Director : Steven Spielberg
Guión : David Koepp, basado en una historia de George Lucas y Jeff Nathanson
Fotografía : Janusz Kaminski
Música : John Williams
Elenco : Harrison Ford, Cate Blanchett, Karen Allen, Shia LaBeouf, Ray Winstone, John Hurt, Jim Broadbent.
La primera imagen, un montículo de tierra que se asemeja a la colina de la Paramount, deja asomarse una marmota digital, advirtiéndonos el tono de esta nueva (y esperemos que última) aventura de la saga del arqueólogo Indiana Jones creado por George Lucas y Philip Kaufman hace ya más de un cuarto de siglo.
La historia, guardada en secreto durante todo el año recién pasado, se develó el domingo en su estreno en el Festival de Cannes, despertando el apetito mundial que ya la descubre en las pantallas de todos los cines desde el miércoles a medianoche.
La historia nos instala en los años 50. La Segunda Guerra Mundial ha pasado y los nazis también. Indiana se descubre un ex agente de la CIA que ya ha vivido bastante y que tiene tras sus pasos a los rusos en el comienzo de la guerra fría.
Esta vez nuestro héroe va en la búsqueda de unos cráneos de cristal que algo tienen que ver con las líneas de Nasca (mezclando Incas y Mayas en el guión), y la búsqueda de El Dorado, la ciudad hecha en oro macizo de los Incas contada por Francisco de Orellana. Bases reales e históricas que rápidamente pierden los pedales para llegar a la conclusión que todo eso fue creado por obra y gracia de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo ocurridos hace varios siglos.
Para esto, la divina providencia pondrá frente a Indy a un chico buenmozo, simpático y aventurero (interpretado por un digno Shia LaBeouf), quien lo acompañará en esta búsqueda.
Los malos, unos rusos encabezados por una casi irreconocible Cate Blanchett, luciendo muecas y malabares faciales que dan más risa que otra cosa, son malos, malísimos, casi peores que nuestros adorables nazis de antaño. La guerra fría, hoy más vieja que el hilo negro, ya no tiene peso ni credibilidad y más huele a un malo revival de « Rocky 4 ». Igual que el cuerpo de Harrison Ford, que ya deja entrever la jubilación anticipada en peleas asmáticas y persecuciones arregladas por photoshop que más bien emulan una serie de acrobacias cómicas dignas de los tres chiflados.
Y esto va de peor en peor, ya que nuestro adorado Indy (mi héroe indiscutido de infancia, y por quien me convertí en cineasta a mucha honra) desaparece poco a poco dando paso a una aventura final donde aparece Marion Ravenwood su enamorada aventurera de los « Cazadores del Arca Perdida » (emotivo encuentro con una Karen Allen divertidísima), un viejo compañero de universidad llamado Ox (interpretado por el siempre genial John Hurt), el insoportable Mac McHale (un fome Ray Winstone) y su nuevo compañero Mutt (un Shia LaBeouf que es una mezcla del niño chino del « Templo de la Perdición », con lazos familiares escondidos como Sean Connery en « La última cruzada » (episodio que lamentablemente quedó como el penúltimo).
De ahí Indy deja de ser nuestro héroe de antaño y pasa a formar parte de un cuarteto de cómicos mal vestidos que corren sin sentido entre las ramas de una selva amazónica sacada de un Atari buscando un Dorado de plástico.
Ya algunos habíamos sentido que este nuevo Indy nos traería para más remate a los marcianos y a los Encuentros Cercanos del Tercer Tipo Reloaded. En el primer avance que dejó ver Spielberg en los cines, se veía escrito en una caja : « Roswell, New Mexico, 1947 » (vean el minuto 1:26 del trailer), haciéndonos pensar que ese chamullo sobre marcianos encontrados en EEUU nos arruinaría la fiesta. ¡Y sí lo hizo!
Y todo en « Indiana Jones, el Reino de la Calavera de Cristal » va en ese sentido. La foto de Janusz Kaminski no tiene nada que ver con esa naturalidad y clasisismo de la que Douglas Slocombe fue parte fundamental en el look de la trilogía. Hoy más bien parece « La Guerra de los Mundos » versión años 40.
Por ahí las malas historias siempre terminan con frases como : « Y llegaron los marcianos y lo arreglaron todo » o « Se casaron y vivieron felices para siempre ». Este último Indiana Jones, posee ambas. Una lástima. Hubiese preferido que se terminara con Indy, su padre y el gordito cabalgando hacia el sol en busca de nuevas aventuras. Pero no como este bodrio de 300 millones de dólares.
NL
Trailer de "Indiana Jones, el reino de la calavera de cristal"
Etiquetas: 2008